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Los caballos, su respiraci�n, su fuerza. Un hombre y un animal unidos en el mismo acto de avanzar, de transitar. Los movimientos y el ritmo se fusionan con la naturaleza. La meta est� m�s all�. Pocas son las experiencias que logran alcanzar un estado de absoluta plenitud. Una buena cabalgata est� entre ellas.
Cabalgatas en la estepa.
�rida y salvaje, con sus oasis de lagunas y manantiales, �sta zona se abre a los visitantes para poder ser recorrida y visitada a caballo. Las cabalgatas, suavemente, ascender�n valles y permitir�n apreciar c�mo en medio de esta tierra des�rtica emergen prehist�ricos matuastos, veloces choiques, simp�ticos piches, variados patos y coloridos flamencos. Las aves acompa�ar�n el andar con vuelos circulares y observando con curiosidad, para ser testigos de un sorpresivo y grato encuentro: aquel que se producir� con los t�picos asentamientos de los pobladores y los humildes paisanos esteparios.
Cabalgatas en la precordillera
La precordillera es una zona de transici�n entre las altas cumbres y la vasta estepa. Al paso firme de la manada, entre ca�adones rocosos de origen volc�nico, los caballos van, zigzaguean en la inmensidad. Sin prisa pero sin pausa. Entre los valles de vegetaci�n rala ir�n apareciendo los primeros �rboles: retorcidos cipreses resistentes al viento, maitenes de frondosa copa y el fuerte chacay.
En un �mbito de estancias ovejeras y grandes latifundios, los jinetes transitar�n las diferentes estaciones del a�o, cada una adornada con un encanto particular. Una primavera pintada de flores multicolores ser� lo primero que veremos, como lo hacen los potrillos y los corderos al nacer. En verano el sol transmitir� su calor en esta tierra �rida y seca. M�s adelante, la �poca oto�al se caracterizar� por sus colores rojos, naranjas y amarillos. Es tambi�n la �poca en la cual el ciervo aparecer� en la brama. Pero el ciclo sigue y el fr�o de la tierra avanzar� para advertir que han comenzado las heladas y el invierno. A caballo, y aprendiendo de las costumbres y tradiciones de los lugare�os, es posible ser part�cipes privilegiados del milagro del ritmo de la vida, que siempre comienza, una y otra vez.
Cabalgatas en los lagos
Con su encanto particular y sus contrastes de colores, �sta regi�n de extensos espejos de agua, rodeada de frondosos bosques y numerosos r�os de deshielo, regala en cada paseo una aventura diferente. En medio de picadas y caminos poco poblados y con el marco de los incomparables lagos Moreno, Guti�rrez, Mascardi y Nahuel Huapi, se pueden apreciar los subyugantes panoramas de los cerros m�s reconocidos de Bariloche. Y como si fuera poco, todo dentro de un �mbito natural privilegiado.
Resistentes, los caballos y sus jinetes recorrer�n senderos y se internar�n en imponentes bosques de altos coihues. A lo largo del recorrido se divisar�n nativos �ires, impenetrables ca�as, bosques de cipreses, notros y lauras, flora t�pica de esta zona boscosa.
Contemplando, erguidos sobre la montura, se avanzar� a trav�s de los bosques de lengas, a veces silenciosas, a veces crujientes. Junto a este �rbol t�pico de la Patagonia, tambi�n es posible observar un sinn�mero de especies de aves: caiquenes, hualas, quetros, macaes. No es raro avistar alg�n p�jaro carpintero, alg�n Mart�n Pescador o un huadra. Y quiz�s, para j�bilo y suerte de los m�s chicos (y de todos) hasta pueden aparecer jabal�es salvajes...
Cabalgata en la Cordillera y zona de los glaciares
En los valles quebrados y los tupidos bosques, donde el gaucho se hace paso a machete, es posible ser protagonista de una experiencia diferente dentro de un marco �nico. En glaciares de hielos eternos, destacados sobre un paisaje de cumbres nevadas y caudalosos r�os y cascadas, ser� cotidiano
observar el vuelo de uno o varios c�ndores andinos sobrevolando la zona.
Dentro del bosque, se apreciar�n progresivamente ejemplares de lengas, que en �pocas oto�ales contrastan con sus vivos colores. M�s all�, se divisar�n paredes de hielo, reflejando sus colores blancos y azules, mientras podr�n suceder continuos, estruendosos e imprevisibles desprendimientos de hielo del glaciar.
Desde la cima de los cerros, se lograr� apreciar la inmensidad del horizonte.
El verano cordillerano mostrar� su encanto en los bosques rom�nticos y sombr�os, coronados con cumbres de nieves eternas. El oto�o de lengas rojas acortar� los d�as, al volverse paulatinamente m�s fr�os con sus duras heladas.
En s�ntesis: una forma de turismo ecuestre que permite experimentar una forma diferente y novedosa de asombrarse (una vez m�s) en el mismo coraz�n de la Cordillera de los Andes.
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